La transformación digital se erige como una de las prioridades de nuestro tiempo. Así lo refleja su presencia en las principales agendas internacionales, siendo un asunto que ya se aborda en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en los que se destaca el papel de la tecnología para contribuir al logro de distintas metas. En el plano europeo, y tras la pandemia del Covid-19, Europa situó la transformación digital y la transición ecológica como las principales prioridades del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), que tiene por objetivo impulsar sociedades más sostenibles, modernas y resilientes. A consecuencia de ello, a nivel nacional, el Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia (PRTR) dedica uno de sus cuatro ejes al impulso de la transformación digital y su cuarta política palanca a la modernización de la Administración (Una administración para el siglo XXI). Ésta persigue tanto una mayor integración de la innovación como la digitalización de los servicios y el funcionamiento de las administraciones públicas (PRTR, pág. 26).

La presencia de la transformación digital, y más concretamente, de la modernización y digitalización de las administraciones públicas en el PRTR es crucial, puesto que este Plan establece las prioridades con base en las que se distribuyen los fondos europeos conocidos como Next Generation. Por tanto, en el momento actual se da una coyuntura única en la que existe consenso sobre la importancia estratégica de la digitalización, poniendo especial énfasis en la administración, y se dispone de financiación extraordinaria para su impulso. En este contexto favorable nos preguntamos: ¿qué otros retos encuentran las administraciones locales para hacer de la digitalización una realidad? ¿De qué manera pueden superarlos?

Algunos de los principales retos de la transformación digital de las administraciones públicas locales

  1. Falta de personal (o cómo lo urgente pospone sistemáticamente lo importante): la administración local se encuentra en primera línea y, por tanto, se ocupa de responder sobre el territorio a las demandas de la ciudadanía, garantizar la provisión de servicios básicos y resolver las incidencias y urgencias del día a día. Estas tareas ya ocupan prácticamente al 100% del personal estructural con el que cuentan los ayuntamientos. Los procesos de transformación digital, siendo fundamentales para agilizar y mejorar la gestión de lo cotidiano, a menudo quedan relegados porque no se encuentra el momento para la reflexión y diseño estratégico que requieren.
  1. Brecha digital en el funcionariado: cerca del 50% del personal asalariado de la administración pública local tiene 50 años o más (INE, 2021) lo que tiene implicaciones en términos de: (i) presencia limitada de una mentalidad digital orientada a la redefinición de procesos y a la identificación de soluciones digitales útiles para aumentar la eficiencia y eficacia y (ii) mayor dificultad en la adopción de una cultura digital integral por parte de las administraciones y en la implantación de nuevas tecnologías.
  1. Dificultad para encontrar soluciones digitales: aunque no todo es la tecnología, lo cierto es que cuando hablamos de digitalizar, la tecnología juega un papel clave. En este sentido, cuando el personal del ayuntamiento logra encontrar el momento para identificar soluciones digitales que puedan resolver sus problemas concretos, a menudo no encuentran las idóneas, estas superan el presupuesto disponible y/o genera dudas en la adquisición de un producto innovador.

¿Cómo pueden las administraciones locales superar estos retos?

  • Compartir experiencias y soluciones de éxito: cuando se trata de digitalizar, los ayuntamientos y entidades locales tienen necesidades muy similares, especialmente entre municipios de un tamaño similar. Para evitar invertir tiempo innecesario o reinventar la rueda, es clave socializar el conocimiento adquirido en experiencias de digitalización previas y compartir las soluciones con mayor potencial para solucionar los problemas de las entidades locales. 
  • Formación: invertir en formación digital y escoger proveedores que incorporen la formación y el acompañamiento de las personas usuarias como un pilar de sus soluciones digitales, de forma que se facilite la adopción de las tecnologías y se limiten las resistencias al cambio.
  • Prueba y error: los principios de prueba y error y de mejora continua son fundamentales en la cultura digital. La digitalización de las diferentes tareas y procesos que lleva a cabo el ayuntamiento no será perfecta desde el inicio, y las soluciones tecnológicas tampoco. En este sentido, lo importante es emprender el camino para después ir mejorando. En lo que respecta a las soluciones, es fundamental que a la hora de elegirlas, se evalúe la flexibilidad que le aportan al ayuntamiento y el nivel de desgaste que le supone su integración (costes y tiempos de implementación, formación, alimentación de datos, migraciones, etc).
  • Apalancarse en la tecnología existente: especialmente en el caso de ayuntamientos de municipios medianos y pequeños, es recomendable adquirir productos ya desarrollados — en vez de desarrollar un producto propio — y probados por otros municipios que respondan en gran medida a las necesidades identificadas, al tiempo que cuenten con flexibilidad para adaptarse a los requerimientos específicos de cada ciudad. Este es el caso de productos tales como IDDIGO, una plataforma digital para el diagnóstico y seguimiento estratégico de ciudad que ofrece más de 1000 indicadores comparables de rendimiento urbano y funcionalidades de análisis. Permite así que las ciudades externalicen la gestión y actualización de datos, digitalicen el análisis y se beneficien de formar parte de una comunidad de conocimiento urbano.

Para saber más sobre retos, soluciones y herramientas para impulsar la digitalización de la administración local, acompáñanos en nuestro webinar Herramientas para la transformación digital de la gestión pública local: El caso de Alcobendas. En él presentaremos la iniciativa del INAP para facilitar la difusión de casos de éxito y compartiremos la experiencia de Alcobendas digitalizando tareas vinculadas a la planificación pública local con la herramienta IDDIGO