LA SEGURIDAD VIAL URBANAFOTO ANNA FERRER

                                                         Por Anna Ferrer

             Consultora Internacional en Movilidad y Seguridad Vial.  Ex-Directora del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico

 

La ciudad es el espacio de relación para las personas donde el contacto, la convivencia y la comunicación constituyen la esencia de la vida colectiva. Para cualquier civilización, ciudades y pueblos han constituido desde siempre los motores de su desarrollo social y económico.

En la actualidad también las ciudades son uno de los principales generadores de actividad económica y empleo. Basta recordar por ejemplo, que el 72% de la población europea vive en ciudades y que el 85% del PIB de la Unión Europea se genera en ellas.

Las ciudades y áreas metropolitanas concentran millones de personas y actividades de todo tipo, por lo que se generan diariamente millones de desplazamientos. Los trayectos para acudir a los lugares de trabajo y ocio son cada vez son más largos y consumen más tiempo porque las aglomeraciones urbanas están creciendo. La movilidad tiene un papel central de la vida colectiva de las ciudades, moverse es una necesidad y un derecho de los ciudadanos y no es justificable que el desplazamiento sea la actividad cotidiana que conlleva más riesgo.

La movilidad ha pasado a ser uno de los ejes básicos de gestión de las ciudades y el modelo de movilidad compromete seriamente la calidad de vida de sus ciudadanos. En Europa la movilidad urbana actual causa el 40% de las emisiones de CO2, el 20% de los muertos por accidente de tráfico y más del 50% de los accidentes con víctimas.

atasco_abc--644x362En los países de América Latina la utilización del vehículo privado se ha convertido en el modo principal de los desplazamientos en la ciudad y con ello la distribución del espacio destinado a los turismos se ha extendido en detrimento del espacio para los peatones, bicicleta y el transporte colectivo. Mientras que en Europa el 80% de las víctimas mortales se producen en las carreteras, en América Latina esta proporción se sitúa en zonas urbanas. Sabemos que es en las ciudades donde se aprende a conducir y que todos los desplazamientos empiezan y acaban en un núcleo urbano por ello, cuando Naciones Unidas lanza el reto de reducir del 50% de víctimas mortales para el año 2020, en América Latina este reto se sitúa en las ciudades..

El uso excesivo del vehículo particular como medio de locomoción en detrimento de la movilidad a pie, en bicicleta o en transporte público, compromete seriamente la calidad de vida de los ciudadanos. Los que de una u otra manera tienen responsabilidades en seguridad vial deben impulsar una movilidad que busque como objetivo prioritario la convivencia pacífica entre todos los modos de desplazamiento, prestando especial atención a los más vulnerables, los peatones y los ciclistas, y priorizando el uso del transporte público.

urbanismo movilidadConviene no olvidar que la condición previa e indispensable para una política de seguridad vial es una política de movilidad, y esta depende es una buena política urbanística. Es necesario otro enfoque de la movilidad, que pase de la gestión de los sistemas de transporte, a la movilidad enfocada en resolver las necesidades de desplazamiento de las personas en términos de eficacia y eficiencia, equidad y accesibilidad, seguridad y salud.

La accidentalidad en las zonas urbanas tiene unas características propias, donde el turismo es el vehículo más implicado en los accidentes de tráfico, sin embargo la mayor parte de víctimas mortales son peatones o motociclistas. Las ciudades tienen que proteger a sus ciudadanos en su modo de desplazamiento más básico: el caminar. Especialmente cuando los más afectados son los grupos más vulnerables: los niños, las personas mayores y las personas con movilidad reducida…. Y las medidas más eficaces son bien conocidas.

patonsSabemos que se debe promover el transporte público, no solo porque es el modo más equitativo y menos contaminante, sino porque el transporte público, en términos absolutos y relativos, es el sistema más seguro de movilidad en las ciudades.
Sabemos que hay que proteger al peatón porque es más vulnerable y porque todos somos peatones. Sabemos que para la protección de los peatones se deben implantar medidas de reducción de velocidad de los vehículos. Sabemos que un atropello a partir de 70 km/h es una muerte segura, mientras que a 50 km/h el riego de muerte se reduce al 75% y a 30 km/h se evitan más de la mitad de los atropellos. Las medidas de pacificación de tráfico y la extensión de las zonas 30 km/h han logrado reducir los atropellos, los siniestros de motos y bicicletas en las ciudades que las han puesto en práctica.

Sabemos que si los turismos circulan a unas velocidades máximas de 30 o a 50 km/h y todos sus ocupantes usan el cinturón de seguridad o las sillitas de retención, en caso de colisión, sus ocupantes tienen muchas posibilidades de salir con lesiones leves. La eficacia de los elementos de seguridad de los vehículos están testados a 60 Km/h.

Sabemos que la disciplina en los semáforos y el respeto de la prioridad en los peatones son básicos para la seguridad en nuestras calles. Las policías locales tienen un especial protagonismo para dar seguridad a los ciudadanos, para garantizar su derecho a una movilidad segura y para salvaguardar el cumplimiento de las normas, especialmente aquellas que inciden en los factores de riesgo clave. Es imprescindible para que el ciudadano se sienta seguro en su hábitat más próximo.

bicingLas bicicletas piden un mayor protagonismo en los desplazamientos en la ciudad y hay que preverlo y protegerlo. Ahora se plantean nuevas realidades. La incorporación de la bicicleta en la movilidad urbana propone nuevas oportunidades de confortabilidad a la vez de nuevos conflictos de convivencia para encontrar su espacio, con los peatones y con los otros vehículos. La incorporación de las motos en el flujo del tráfico también tiene que encontrar su espacio y su forma de comportarse para asegurar la convivencia con los turismos, que a su vez tienen que cambiar sus hábitos de movilidad dominantes.

En las ciudades, los modos de desplazamiento a pie, en bici, en transporte público, en moto, la distribución de mercancías, el automóvil… tienen que ordenarse en una jerarquía que priorice y proteja los modos más vulnerables. El objetivo no es la fluidez en transporte privado, el objetivo es contar con unos desplazamientos para todos, en términos de universalidad, sostenibilidad energética, emisiones, tiempos y seguridad. El modelo de movilidad urbana segura parte de las premisas de que los desplazamientos no motorizados (a pie y en bicicleta) deben tener prioridad sobre los motorizados, que entre los desplazamientos motorizados el transporte público debe tener prioridad sobre el transporte privado, que dentro del transporte privado, hay que dar una especial consideración a la distribución de mercancías porque afecta a la actividad económica y que al final hay que hacer un uso racional del automóvil.

Esta foto publicada por Le Monde sobre la ciudad de París es una caricatura del sentido que tiene el enfoque de las ciudades para los ciudadanos:

foto le monde

Blog de Transporte de Le Monde