En la actualidad, las ciudades son los lugares más dinámicos del mundo y juegan un papel clave en el progreso. Sin embargo, también son focos de desigualdad. Por lo tanto, la planificación urbana y el estudio de los desafíos en entornos urbanos deben ser considerados una prioridad para evitar situaciones de vulnerabilidad y poder construir ciudades verdaderamente inclusivas, sostenibles y resilientes, alineadas con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hoy en día, la salud en los entornos urbanos, entendida desde una perspectiva integral y holística, representa uno de los mayores retos de la humanidad. La coyuntura actual, marcada por la pandemia del COVID-19, ha puesto en evidencia la necesidad de estudiar el estado de la salud en las ciudades para poder emprender acciones concretas a fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. En este sentido, es importante que las autoridades internacionales, nacionales y locales implementen políticas públicas de calidad en materia de salud que ayuden a prevenir enfermedades, pero también que busquen promocionar conductas saludables que mejoren la calidad de vida de la población. Sin embargo, para poder alcanzar esta meta es necesaria la cooperación internacional, así como la colaboración entre entidades públicas y privadas, junto con la sociedad civil.
El primer paso para poder emprender acciones que hagan frente a los retos es entender el fenómeno y su comportamiento. Sin un diagnóstico claro de la situación es imposible generar políticas públicas acordes a las necesidades de la población. En este contexto, los indicadores se presentan como un instrumento de diagnóstico y seguimiento a partir de datos homogéneos que nos muestran el nivel de desarrollo de los territorios y cómo se comportan las ciudades en diferentes temáticas. Así, los indicadores son una de las mejores formas para medir los fenómenos urbanos, entender el comportamiento de las ciudades e identificar los puntos fuertes y oportunidades de mejora.
Bajo la filosofía de cooperar para transformar las ciudades, IdenCity junto a DKV ponen a disposición la primera edición del Índice de Salud de las Ciudades, estudio que provee datos fiables sobre el desempeño de las ciudades españolas frente a estándares de salud de carácter nacional e internacional e identifica las oportunidades de mejora de los territorios. En resumen, el Índice de Salud de las Ciudades es una herramienta de diagnóstico que permite establecer el punto de partida para evaluar el rendimiento de las capitales de provincia de España, en esta primera edición. Asimismo, se constituye como un instrumento de gran utilidad para la toma de decisiones de actores públicos y privados. Además, es de gran utilidad para la ciudadanía en general que, en materia de salud, tiene un papel fundamental ya que la toma de conciencia y la implementación de conductas saludables los ubica como uno de los principales agentes de cambio.
El Índice de Salud de las Ciudades tiene como objetivo medir el desempeño de los territorios en todas las esferas de la vida saludable. Así, el estudio evalúa, a partir de 78 indicadores, el estado de la salud y sus determinantes en las capitales de provincia y ciudades autónomas españolas. Estos indicadores, agrupados en cinco dimensiones y doce categorías permiten una aproximación a la salud que, de acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud, va más allá de la ausencia de enfermedades, y es entendida como “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. En este sentido, en el presente índice se evalúan, no sólo los aspectos tradicionales de la salud, sino también una serie de determinantes sociales. Entre los determinantes estudiados se encuentran aspectos urbanísticos, socioeconómicos, laborales y comunitarios que permiten actuar como guía para la elaboración y evaluación de políticas públicas. De este modo, cada indicador va ligado a un ideal de cumplimiento objetivo y se mide hasta qué punto se alcanza el umbral establecido.
A nivel general, los resultados del Índice de Salud de las Ciudades muestran que todas las ciudades estudiadas presentan rendimientos medio-altos, entre el 64% y 74% respecto a los objetivos marcados. Las 52 ciudades evaluadas presentan buenos resultados especialmente en el ámbito del estado de salud y de los aspectos socioeconómicos, en la que obtienen una media del 73% aproximadamente en ambos casos. En cambio, existe un mayor margen de mejora en aspectos del entorno físico y en el alcance de los servicios de salud. En el caso del entorno físico, en el que se evalúan temas como la contaminación, movilidad y urbanismo, las ciudades obtienen una media del 62%. Aunque los resultados no son bajos, en esta dimensión es en la que se detecta un mayor margen de mejora en comparación con el resto de dimensiones del índice. Por ejemplo, en términos de contaminación en las ciudades y considerando la relación existente entre las enfermedades respiratorias y la concentración de partículas contaminantes en el aire, aún quedan grandes desafíos. De media, en las ciudades estudiadas hay 21,53 μg/m3 de material particulado PM10 (microgramos de material particulado por metro cúbico de aire). Este tipo de contaminante, si la exposición es alta, es capaz de provocar diferentes enfermedades respiratorias como asma o bronquitis y aumentar el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, por ejemplo, de tráquea o pulmonar (Cohen et al., 2005; Raaschou-Nielsen et al., 2013). Respecto a los servicios de salud, los resultados del índice señalan que la cobertura de atención primaria en las ciudades estudiadas se ubica en promedio en el 80%, lo cual deja en manifiesto que aún existe margen de mejora.
Asimismo, como se ha mencionado, un aspecto esencial de la salud radica en la prevención y en la promoción de hábitos saludables. Resulta importante promover, por ejemplo, conductas de alimentación saludable ya que ayudan a evitar la malnutrición en todas sus formas, así como a prevenir un conjunto de enfermedades no transmisibles como son la diabetes, el cáncer, los accidentes cardiovasculares, las cardiopatías, etc. (OMS, 2021). Además, combinar hábitos de alimentación saludable con actividad física “favorece el crecimiento sano y mejora el desarrollo cognitivo, además, puede proporcionar beneficios a largo plazo, entre ellos la reducción del riesgo de sobrepeso y obesidad” (OMS, 2021). El consumo de fruta y verdura es un indicador que nos ayuda a evaluar los hábitos alimentarios de la población. Como se extrae de los resultados del Índice de Salud de las Ciudades, se observa que, en 2020, el 67.7% de la población española ha consumido fruta fresca a diario y solo el 46.6% ha consumido verduras, ensaladas y hortalizas a diario (Ministerio de Sanidad, 2020). Por otro lado, dado los avances tecnológicos y de investigación alcanzados en los últimos años, un gran número de enfermedades pueden prevenirse. Así, la implementación de actividades preventivas por parte de las entidades de salud, como las campañas de vacunación, ayudan a evitar la propagación de enfermedades evitables. Los resultados del índice nos permiten evaluar el desempeño de los territorios en materia de vacunación. A datos del 2019 y en los territorios estudiados, se observa que el 97% de los niños y niñas de la población diana de ese año han recibido la primovacunación. Por el contrario, y a pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud por el alto riesgo que significa, de media en 2020 sólo el 38% del personal sanitario en los territorios evaluados ha recibido la vacunación contra la gripe estacional.
En resumen, la salud es un derecho universal y un elemento esencial para la calidad de vida de la ciudadanía, así como para el desarrollo humano. El contexto actual, junto a los resultados del Índice de Salud de las Ciudades nos han demostrado que, aunque las ciudades españolas han obtenido resultados medios-altos de alrededor del 70%, aún quedan importantes oportunidades de mejora. Sin embargo, las autoridades gubernamentales no pueden hacer frente a estos desafíos y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin la colaboración del sector privado y de la sociedad civil. El impulso de políticas públicas de calidad en materia de salud necesita el apoyo y colaboración de todos los sectores involucrados. Bajo esta filosofía, es necesario alinear y unir los esfuerzos para construir ciudades equitativas, saludables, sostenibles y resilientes.
Para más información respecto a los resultados del Índice de Salud de las Ciudades visita nuestra página web.